La reducción del riesgo resulta necesariamente de la disminución de las amenazas, pero también de las vulnerabilidades previas que afectan a una población, con anterioridad la ocurrencia de un desastre.

La gestión integral del riesgo de desastres requiere entonces de estrategias orientadas a la reducción de las vulnerabilidades, en todas sus dimensiones -social, económica, política, cultural, institucional y ambiental- privilegiando la vida humana, el mejoramiento de la calidad de vida de la población y su desarrollo integral, en un marco de respeto de los derechos humanos y, en consecuencia, con una perspectiva de género. Entre los grupos en situación de especial vulnerabilidad se encuentran las juventudes, mujeres, pueblos originarios, personas adultas mayores, personas con discapacidad y quienes pertenecen a otros grupos en situación de vulnerabilidad.

Tal como lo establece el Marco de Sendai, resulta fundamental involucrar a las poblaciones vulnerables de manera participativa, para lograr una respuesta eficaz y diferenciada respecto a sus necesidades particulares, eso incluye un enfoque interseccional e inclusivo. La participación social permite que las comunidades más vulnerables se organicen, promoviendo planes de respuesta, participación en alertas tempranas, mapas de riesgo y reconstrucción post desastre. Desde el SINAGIR se promueve la inclusión y la participación para el empoderamiento, de manera transversal a todos los sectores y niveles de gobierno.

El objetivo general diseñado en el PNRRD 2024-2030 es desarrollar estrategias y políticas públicas para el abordaje diferencial de los grupos en situación de vulnerabilidad en todas las etapas involucradas en la GIRD, centradas en la participación social, promoviendo la articulación a nivel interinstitucional, interjurisdiccional e interorganizacional (organismos del gobierno nacional, gobiernos provinciales, CABA y municipios, organizaciones no gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil y sector privado).