Presidencia de la Nación

Nuestras tradiciones


Entrega de sables

Constituyen un símbolo de mando que acompaña al personal militar en diferentes etapas de su carrera.

En el caso de los oficiales, los cadetes reciben una réplica reducida del sable de San Martín durante la ceremonia de entrega de uniformes; desde el grado de alférez a comodoro corresponde el sable modelo alemán 1910 adaptado y los brigadieres utilizan el sable del brigadier general Belgrano.

Por su parte, los suboficiales principales que ascienden a suboficiales mayores reciben el sable modelo alemán 1910 adaptado.

Esta es la historia de cada uno de ellos:

Cadetes

Luego de independizarse del Ejército en 1945, la Fuerza Aérea Argentina dispuso que los cadetes de la Escuela de Aviación Militar usaran en su uniforme de salida una réplica reducida al 50% del sable del brigadier general José de San Martín, tal como lo venían usando los cadetes del Colegio Militar de la Nación desde el año 1940.

Asimismo, ésta réplica reducida de la insignia de mando fue utilizada por los oficiales desde el grado de alférez al de brigadier general en su uniforme de gala hasta 1970, momento en que surgieron nuevas disposiciones.

Oficiales de alférez a comodoro y suboficiales mayores

Los oficiales desde el grado de alférez a comodoro utilizan en su uniforme de gala el sable modelo alemán 1910 adaptado.

Por su parte, desde el 19 de abril de 1972, los suboficiales principales que ascienden al grado máximo de su jerarquía también reciben este sable.

Brigadieres

El brigadier general Belgrano constituye la única figura histórica benemérita que la Fuerza Aérea hizo suya, al adoptar en el año 1970, la réplica de su sable como insignia de mando para brigadieres. Asimismo, se le asignó a la Institución la responsabilidad de custodiar simbólicamente su mausoleo y apoyar con su personal administrativo al Instituto Belgraniano Central desde el año 1979.

Este histórico sable consiste en una hoja de acero corva, de 103cm de largo, con figuras y adornos dorados en su tercio superior, de un solo filo, lomo redondo, ancho vaceo en ambas mesas desde la espiga hasta la misma punta, con guarnición de aro de bronce dorado y cincelado, con varias figuras simbólicas y ornamentales, con asta de bronce cincelado, faltándole a la empuñadura una de sus cachas de nácar, estando quebrada la restante.

La vaina por su parte, es dorada, con dos abrazaderas y anillas, en su derecha tres aplicaciones de bronce que representan escenas de guerra no identificados, estando el resto repujado artísticamente.

Si bien en 1970 se resolvió que este sable fuera usado como insignia de mando de los brigadieres de la Fuerza, esta medida se adoptó definitivamente en 1979.

Fuente: Dirección de Estudios Históricos


El arco de agua

La Fuerza Aérea Argentina adoptó esta tradición que consiste en el paso de un avión por debajo de dos arcos de agua, rindiendo tributo a la aeronave cuando es incorporada a la Institución.

Este hito simboliza su bautismo, iniciando así su recorrido como nuevo integrante de la Fuerza.

Esta práctica se popularizó en la década de 1990 cuando los bomberos del Aeropuerto Internacional de Salt Lake City saludaron a los pilotos de Delta Air Lines que se despedían del servicio activo.


Bautismo de los pilotos militares

El 31 de agosto de 1925, en la Orden del Día Nº 173 de la Escuela de Aviación, ubicada en los predios de El Palomar, el entonces director, mayor Ángel María Zuloaga estableció el bautismo de los pilotos militares, dando inicio a lo que se constituyó como una tradición que se mantuvo a lo largo de los años.

La Orden del Día expresaba que el bautismo de los alumnos pilotos que salen a volar solos por primera vez constituye un acto cuya trascendencia se marca con caracteres indelebles en la vida del aviador.

Por esta razón, luego de que un piloto realiza su primer Vuelo Solo en un Sistema de Armas su instructor utiliza una copa especial y una brocha para bautizarlo con champagne.

En mayo de 1951, en la Escuela de Aviación Militar se inauguró el monumento Los Cóndores, obra del suboficial principal Heldo Bianchi, un ícono que, a partir de entonces, comenzó a formar también parte íntegra de estas ceremonias.

Fuente: Dirección de Estudios Históricos / Libro “Escuela de Aviación Militar” del Brigadier Rubén Oscar Palazzi.


Pasaje Aéreo con desprendimiento de numeral

Se trata de uno de los esquemas de formación que se utilizan en los desfiles aéreos para rendir honores en memoria del numeral caído en el Conflicto del Atlántico Sur y en homenaje a todo el personal de la Fuerza Aérea Argentina que perdió su vida en combate.

En este caso, una Escuadrilla adopta una formación cerrada del tipo “dedos de la mano”, derecha o izquierda, según convenga a la mejor visualización con respecto al lugar que ocupen las autoridades presentes, manteniendo la posición “ciega” en todo momento.

En el momento del pasaje y a la vista de las autoridades, el numeral 3 (jefe de Sección), procede a ejecutar una maniobra controladamente en dos tiempos, que consiste en cabrear la actitud de su avión, provocando un desprendimiento limpio hacia arriba del plano de vuelo de la Escuadrilla, la cual continuará en vuelo recto y nivelado. Luego, colocará viraje hacia el lado opuesto de la Sección Guía, pasando sobre la trayectoria dejada por el numeral 4 y saliendo fuera del campo visual de las autoridades presentes.

De esta forma se representa el paso hacia la gloria de todo el personal de la Fuerza Aérea Argentina que ofrendó su vida por la Patria con honor y valentía.

Seguidamente, se ejecuta un minuto de silencio.


Banderas Nacionales de Guerra

Las Banderas Nacionales pertenecientes a cuarteles, dependencias militares e institutos de las Fuerzas Armadas se definen Banderas Nacionales de Guerra.

Esta bandera se diferencia de la tradicional Bandera Nacional de Ceremonia ya que posee medidas especiales y tienen inscripciones bordadas en el paño.

De esta manera, la Bandera de Guerra se distingue por las siguientes características: se trata de una bandera lisa, la cual en ambas caras del paño, cuenta con un sol de oro en centro como emblema, bordado con sus rayos.

En cuanto a las inscripciones, estas se disponen en forma de arcos alrededor del sol. En la parte superior del sol lleva la inscripción "Fuerza Aérea Argentina" y en la parte inferior la correspondiente a la Unidad o Instituto.

Las corbatas son de igual paño y color que la Bandera, y llevan como decoración flecos de gusanillo de oro. El tahalí (correa que cruza el pecho) está confeccionado en terciopelo de seda de iguales colores que la Bandera, llevando en la parte central del frente el Escudo Nacional.

El asta es de madera de guayahibí. La moharra, que lleva como base una media luna, es de acero al igual que el regatón.

Por lo antes mencionado, aquella bandera que individualmente pertenece e identifica a cada una de las diferentes Unidades, Organismos e Institutos de las Fuerzas Armadas de la Nación, es la denominada Bandera Nacional de Guerra.

Fuente: Dirección de Estudios Históricos


Origen de los pañuelos de vuelo

A principios del siglo XX, los pilotos de combate usaban un pañuelo bien ajustado al cuello, con la intención de mitigar los efectos de las altas “G”. Así, se intentaba que la sangre se retire del cerebro hacia las extremidades inferiores.

Además, los pañuelos eran empleados para proteger los cuellos de los aviadores de las rozaduras causadas por la rígida ropa que usaban, y para limpiar sus gafas en la época en la cual las cabinas de las aeronaves eran abiertas.

La Fuerza Aérea Argentina incorporó esta tradición como símbolo de identidad de las especialidades de la Institución. En el caso de los pilotos, reciben su pañuelo distintivo luego de realizar su primer Vuelo Solo en un Sistema de Armas.

Por su parte, el resto de las especialidades de la Institución entregan sus pañuelos correspondientes durante las ceremonias de egreso, luego de que cada uno de sus integrantes adquieren los conocimientos necesarios para integrarla.

Fuente: Dirección de Estudios Históricos


Banderolas

En cada ceremonia de cambio de autoridades el titular saliente recibe de parte del entrante un cofre con la banderola que lo acompañó a lo largo de su gestión.

Este símbolo se enarbola o arría en el mástil del destino cada vez que dicho oficial entra o sale de su organismo o Unidad.

Para tal fin, el personal que se encuentra de Servicio de Guardia utiliza una roldana independiente a la utilizada en la Bandera Nacional para no afectar su posición.

Cuando una autoridad superior visite un establecimiento de la Fuerza Aérea, se izará la banderola que le corresponda, y se la dejará enarbolada mientras permanezca en él.

La entrega de estandartes a las unidades nacientes es una tradición que se remonta a la Antigüedad. Cuando el Senado romano determinaba la formación de nuevas regiones, asignaba a las mismas un número y enseñas que le correspondiesen, las cuales eran entregadas al magistrado que las comandaría. Los estandartes tenían un componente táctico y sagrado, pero también implicaban el reconocimiento oficial y solemne de una nueva legión.

Esta tradición tiene un fuerte arraigo en España, donde se encuentra cuidadosamente reglamentada, y es parte de la vasta herencia cultural del reino ibérico a nuestra Nación. [1][2]

[1]     https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/133339/css1de1.pdf;sequence=1
[2]     https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/33/55/07medina.pdf

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